Aunque ondeo la bandera como un poseso, el barco sigue alejándose. Sólo queda una salida.
No me gusta prenderle fuego a nuestra enseña nacional, pero ¿qué otra cosa puedo hacer?
El barco se detiene. Da media vuelta.
Se acerca. Sigue acercándose.
Finalmente, se detiene y empiezan los cañonazos.
Un gesto puede observarse de forma objetiva, pero la interpretación siempre es subjetiva... y a menudo no se comprende la intención primera.
ResponderEliminarAl, eres muy bueno con tus cuentos. Éste me parece genial. Qué respuesta tan desproporcionada para una simple petición de ayuda.
Un beso
Siempre hay gente tan sensible con las cuestiones patrias.
ResponderEliminarToda manifestación individual, tiene múltiples interpretaciones.
Eso nos pone de cara ante una responsabilidad (ética) en las intervenciones.
Saludos.
Perfecto toque de agresividad ante la ridiculez de quemar una enseña nacional.
ResponderEliminarSi señor.
Alís: Gracias otra vez (creo que ya empiezo a autoplagiarme). ;-)
ResponderEliminarValentin: La combinación de banderas y "manifestación individual" me ha recordado esta escena.
Mariette: Gracias. :-)