domingo, 29 de agosto de 2010

941. Elegía trucha

Era mi mejor amigo y se merecía una elegía digna de figurar entre las mil mejores poesías de la literatura española. Como sabía que su muerte me iba a dejar demasiado afectado para escribir una obra de tal envergadura, decidí poner manos a la obra.

La concluí antes de lo previsto. Y digo concluí porque no hacía falta retocar nada. Era perfecta. Sublime. Una elegía digna de figurar entre las cien obras maestras de la literatura occidental. O entre las siete nuevas maravillas del mundo.

Sólo faltaba esperar a que mi mejor amigo se muriera. Pero ¿para qué esperar? Decidí poner manos a la obra.

5 comentarios:

  1. Suerte de que era mejor amigo.. no quiero saber que pasa con los enemigos. :p

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  2. ten amigos para esto!bien le podia haber escrito una oda en vida

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  3. La impaciencia del artista...

    No se te ocurra dedicarme una elegía, por favor

    Un beso

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  4. Hola!!!
    Te falta poco para llegar al cuento 1017, jijiji
    Buena idea, pero despu´s que???

    Un abrazo de oso.

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  5. Calamité: Los enemigos no le inspiran. ;-)

    Irene: O una profecía antes de que naciera. Claro que entonces no sería su amigo.

    Alís: Descuida.

    Común: Después podéis emigrar a mi otro blog. Pero ¿para qué esperar?

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