El vendedor de collares de conchas gesticula y grita que no se meta, pero el embate de las olas es atronador y ella sólo alcanza a ver las gesticulaciones mientras contesta, justo antes de morir, que ya tiene un collar de conchas.
Es que hay vendedores demasiado insistentes... Te felicito por tu blog, que tiene muchos cuentos interesantes para alguien que también le entra a la onda microcuenteril de vez en cuando. Te estoy incluyendo dentro de mis blogs recomendados por el "día del blog", sin compromisos, y solo por el puro gusto. Saludos.
jajajajaja
ResponderEliminarMe he reído mucho. Y no sé yo, pero es que a lo mejor sí le estaba vendiendo uno...
Un beso
Es que hay vendedores demasiado insistentes...
ResponderEliminarTe felicito por tu blog, que tiene muchos cuentos interesantes para alguien que también le entra a la onda microcuenteril de vez en cuando. Te estoy incluyendo dentro de mis blogs recomendados por el "día del blog", sin compromisos, y solo por el puro gusto. Saludos.
Alís: Más que vender, creo que se estaba asegurando de no perder una posible cliente.
ResponderEliminarTonto de la Colina: ¡Gracias por la recomendación!