Cuando la concursante se enteró del rumor que circulaba por el exterior, se puso a llorar. Lloró tanto que casi inunda el confesionario y el resto de la casa.
Sus compañeros trataron inútilmente de consolarla.
Al final, ella sola se enjugó las lágrimas.
Y dijo:
—Me voy.
Y se fue.
Sin embargo, el rumor seguía allí.
Y allí siguió, y siguió.
Y siguió.
Siguió alimentando durante semanas a los mismos programas que lo habían alimentado.
Y no era para menos.
Si el rumor era cierto (y no digo que lo fuera), aquella chica había leído libros.
Me gustó tanto esto que le aposté un Pepito.(aunque no sé si mis "pepitos" cotizan).
ResponderEliminarApuesto que sí.
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