—Mira, una lombriz.—¿Picas?—Yo es que no pico entre horas.—Es sólo para matar el gusanillo.—Pica tú, no te cortes.—Con tu permiso. Ñam.
Ciiiiiiiiiiiiiiiip.
—¡Pero qué haces, merluzo! ¡Que tienes que guardar la digestión!
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