Llegó a las cuatro de la tarde. La calle estaba atestada de polvo y de gente. Lo estaban esperando. De hecho, ya le tenían preparado un duelo. El otro no tuvo tiempo de desenfundar. Todos aplaudieron. Las chicas del saloon le entregaron un ramo de flores. El sheriff le dio la enhorabuena.
Era el forastero un millón.
el turista un millón novecientosnoventaynuevemil novecientosnoventaynueveeeeeeee
ResponderEliminar(con este ritmo era)
ResponderEliminarhttp://www.goear.com/listen.php?v=f32f599
y en mallorca fue feliz como el que mááás....
Un clásico.
ResponderEliminar(Más aquí.)