viernes, 19 de junio de 2009

505. Anónimo

Estaba hecho polvo. Acababan de publicar sus memorias, pero no le querían reconocer la autoría. Las había mandado a un concurso literario, con un seudónimo: Anónimo. A pesar de haber ganado, la plica había desaparecido “misteriosamente”.

Intenté animarlo: le dije que seguro que el libro no se iba a vender.

—Nadie lee las memorias de un desconocido.
—Ya, pero no me habría venido nada mal el dinero del premio —reconoció Lázaro de Tormes.

5 comentarios:

  1. Muy bueno, Al. No había pensado en esa posibilidad, jejeje.

    Por cierto, el otro Lázaro, el de levántate y anda, ése sí que si no es por la intervención de Jesús, acaba hecho polvo.

    Saludos lelos!

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  2. genial jajaa
    me has puesto una sonrisa hoy, y eso no es moco de pavo (¿por qué se dirá esto? ) ;))

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  3. Por eso luego el ciego le dio con todo el càntaro en los dientes...
    Besos

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