Es verdad Al, lo que mismamente se llama la propiedad conmutativa del mar y las caracolas, osea, que desde las caracolas oyes el mar y desde el mar, las caracolas, pero como la cosa no va bien para las propiedades, resulta que con las caracolas, falla a veces el asunto... ya sabes, por lo de que la excepción confirma la regla
Pues yo cuando acerco el oído al mar sólo oigo el sonido de las cocacolas. De las cocacolas que hay flotando en el mar y que chocan entre sí.
ResponderEliminarUn saludo.
Pues yo oigo el ruído de las caraslocas..
ResponderEliminarBesos, Al, está genial.
Es verdad Al, lo que mismamente se llama la propiedad conmutativa del mar y las caracolas, osea, que desde las caracolas oyes el mar y desde el mar, las caracolas, pero como la cosa no va bien para las propiedades, resulta que con las caracolas, falla a veces el asunto... ya sabes, por lo de que la excepción confirma la regla
ResponderEliminarUn besote gordo y sonoro (de mar, por supuesto)
Víctor: El mar ya no es lo que era.
ResponderEliminarEva: En mis tiempos se oía a los niños jugando con las bolaslocas.
Apm: Son vasos comunicantes.