Tengo un puñal clavado en el corazón. Si me lo quito moriré, por eso prefiero dejarlo como está. No molesta, y me he acostumbrado a su presencia. Es reconfortante saber que, cuando me canse de esta puta vida, sólo tengo que arrancármelo.
Entonces no te lo arranques, si no molesta lo tendremos con nosotros hasta que el tiempo cierre la herida abierta por él, y sea el mismo cuerpo el que lo expulse.
¿Cuento de navidad?
ResponderEliminarDos besos.
En su empuñadura se puede poner algún arete que introduzca un tatuaje en la piel, junto al acero, de una cotorra triste y meditabunda.
ResponderEliminarEntonces no te lo arranques, si no molesta lo tendremos con nosotros hasta que el tiempo cierre la herida abierta por él, y sea el mismo cuerpo el que lo expulse.
ResponderEliminarMenuda inversión de la realidad. Arrancarse el puñal (en lugar de clavárselo) para terminar con la propia vida. Interesante la idea, Al.
ResponderEliminarSaludos.
Zoe: A lo mejor. Dos besos más.
ResponderEliminarAdivín: Meditaré sobre ello.
Ex-compi: El tiempo, como el amor, todo lo cura.
Víctor: Saludos.