La gallina escupía dientes de oro, a razón de uno por día. Esto no le venía nada mal al Ratoncito Pérez, que tenía muchos hijos y ex esposas que alimentar. Sin embargo, éstas y aquéllos eran insaciables. Además, el Ratoncito no era de los que se conforman, precisamente. Un día, se propuso descubrir el mecanismo de la gallina. Lo encontró, y ahora se ha convertido en el Ratoncito Midas. Tiene todo el oro que quiere, y mucho más. Por supuesto, ha abandonado el trabajo.
Por eso, si alguien te dice que el Ratoncito Pérez son los padres, es verdad. Pero no siempre fue así.
jajajajjajaja
ResponderEliminary no se equivoca el tal pérez? porque viste que si se equivoca se convierte todo en piedras. y resulta pesado.
ResponderEliminarCasi tan pesado como si se convirtiera en plomo (alquimia inversa).
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