El dictador dicta un texto. Punto y seguido. El alumno lo transcribe. Punto y seguido. Al acabar. Coma. El alumno repasa el texto y se lo entrega al dictador. Punto y aparte. El dictador corrige las faltas. Punto y coma. Acto seguido. Coma. Dicta un edicto. Dos puntos. Que ejecuten al alumno. Punto y aparte. El alumno escribe con mano temblorosa. Punto final.
Un escalofrío ha recorrido mi espalda de maestro recién jubilado. Pero mi punto final nunca cerró un edicto. Lo que sí he presenciado es la ejecución del idioma por parte de algunos alumnos (sin que les temblara el pulso).
ResponderEliminarUna pequeña anécdota. En cierta ocasión se me acercó un alumno adolescente, con gran seguridad en sí mismo, portando el libro de Lengua y Literatura entre sus manos y me espetó:
- Maestro, el libro está equivocao. Aquí dice "Delibes" y debería decir "débiles".
por un momento pensé que el dictador sólamente dictaba.
ResponderEliminarMuy bueno. No me extraña que a los alumnos les tiemble la mano.
ResponderEliminarUn beso
Si fuera un guión, en vez de punto y final serían puntos suspensivos... !)
ResponderEliminarMuy bueno, to continued...
ResponderEliminarDe lo mejor que he leído por aquí. Enhorabueno. Y punto.
ResponderEliminarUn saludo indio
Miguel: Se pasan demasiadas horas con (Super) Mario.
ResponderEliminarSopasnor: Eso pretende que creamos.
Alís: Gracias.
(!): Y la nota sería un suspenso.
Ex-compi: Gracias, pero no continúa.
No-Comments: Gracias a ti también por el comentario.