domingo, 23 de marzo de 2008

10. La mujer del paracaidista

Mientras espera a su marido, le teje un nuevo paracaídas.

Pasan tres cuartos de hora de la medianoche, él no ha vuelto y sigue despierta. Se levanta y, a pesar de haber terminado el paracaídas, reanuda (desanuda) la labor.

Se despierta a las diez de la mañana. Junto a las sobras de la lasaña precocinada de La Sirena hay un póstit: NO ME ESPERES PARA CENAR. El paracaídas ya no está.

Empieza a tejer un sudario.

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