domingo, 4 de mayo de 2008

96. El miedo

El novelista se despertó con un sobresalto.

Hacía tiempo que se había marchado Calíope, tanto tiempo que ya casi no recordaba su verdadero nombre. Sin embargo, no estaba solo.

Lo supo a pesar de la total oscuridad y el absoluto silencio.

Al cabo de una breve eternidad, encendió la luz de la mesilla.

A su lado, sobre las sábanas, estaba la hoja en blanco.

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