martes, 3 de junio de 2008

126. Smoke in the face: Mi tabaco, gracias

Yo jamás permitiría que uno de mis empleados tuviera que bajar a la calle, en pleno invierno, a fumarse un cigarrillo. Y quien dice invierno dice verano, achicharrándose. Ni a la calle ni a la azotea. Mis empleados pueden fumar donde y cuando les dé la gana, faltaría más. Por mí, como si quieren fumar delante de las narices de los que no fuman. Y éstos que no vengan luego quejándose: fuman gratis, ¿qué más quieren? Además, serán fumadores pasivos, pero fumadores al fin y al cabo. Seguro que si dejan el tabaco (el tabaco “pasivo”, se entiende), digo que seguro que si lo dejan, luego tienen mono y acaban comprando o gorreando tabaco. Lo sabré yo. Así que a fumar, venga, a fumar todo lo que quieran…, siempre y cuando lo que fumen sea una de nuestras marcas.

4 comentarios:

claudia paredes dijo...

...y después le dijo "hazte humo". Y voló.

Alberto Ramos dijo...

Se es-fumó.

tequila dijo...

por un momento creí que había un "iluminao", un jefe sindicalista que luchaba por los derechos de los trabajadores, jejej
saludos

ZoePé dijo...

Es un buen patrón.