Antes salía. Todas las horas, durante unos segundos. No era mucho, pero le bastaba para saber que el espacio exterior (lo que él llama espacio exterior: un salón lleno de cachivaches de porcelana) no le gusta nada. Por eso ya no sale. Prefiere permanecer encerrado en su reloj, contemplando los mecanismos internos del tiempo.
En toda su complejidad, el tiempo le resulta mucho más inteligible que las figuras de Lladró. De hecho, ha desarrollado unas teorías que pondrían del revés la física cuántica. Sin embargo, no las quiere compartir con nadie. Que se jodan.
miércoles, 18 de noviembre de 2009
657. El cuco
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2 comentarios:
Estos cucos siempre trastocándonos los huevos.
A veces queremos estar en la maquina del tiempo evitando el daño que hace el exterior, pero sin poder cambiar pasado, presente ni futuro...
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