Al final de la calle han abierto un karaoke-harakiri. Es como los karaokes de toda la vida, con la diferencia de que cantar bien es una cuestión de honor.
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El País Semanal, nº 1.600, 27 de mayo de 2007
3 comentarios:
Definitivamente, ese lugar está prohibido para mí
Un beso
En mi calle hay un karaoke-kikirikí: Allí son los "gallos" los que imperan
Alís: No te pierdes nada.
Miguel: Espero que esté bien insonorizado.
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