martes, 29 de abril de 2008

91. Otro juego

Éste es un videojuego. Se llamaría Sudokutris, y consistiría en una serie de piezas bidimensionales que irían cayendo. Cada una de ellas estaría compuesta por cuadraditos, y cada cuadradito tendría un número del uno al nueve. Las piezas se podrían ir moviendo hasta que cayeran sobre otras piezas. Una vez formada una línea de nueve cifras, todas diferentes, dicha línea desaparecería; de lo contrario, se añadiría un nuevo piso a una construcción que, cual torre de Babel, estaría condenada al desastre una vez alcanzado el cielo. Por supuesto, tampoco lo voy a patentar. Me doy cuenta de que éstos son los típicos frenos del escritor que se resiste a acabar su obra (y eso que aún no llevo ni una décima parte). Lo que debo hacer es ignorar estos frenos, o dejar que la obra los asimile; de lo contrario, no terminaré nunca. ¿Acaso Verne habría escrito todo lo que escribió si se hubiera dedicado a patentar todas las cosas que se le ocurrían? Por no hablar de Edison: alguien que patentó más de mil inventos tuvo que haber sido un escritor frustrado.

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