martes, 29 de junio de 2010

880. La fuerza de la costumbre

El verdugo clavó el hacha en el tocón. Minutos después fue despedido.

Me dicen que ha vuelto a su antiguo trabajo de leñador.

2 comentarios:

Alís dijo...

Bravo por el verdugo. Ojalá todos fueran como él

Un beso

Unknown dijo...

O sea que no sabía ganarse la vida de otra forma que no fuése a hachazos.