A punto de jubilarse, hace balance de toda su carrera. En cuarenta años no ha ganado ningún juicio, lo que lo llena de un secreto orgullo. Siempre le ha tocado defender a criminales de la peor calaña. Todos, sin excepción, merecían un juicio justo. Y lo tuvieron. También merecían un abogado poco competente y poco competitivo. También lo tuvieron.
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2 comentarios:
Excelente idea, muy bien desarrollada. Quitaría el primer "tambien".
Tambien me gusta.
En lo que merecemos entran diferentes tipos de justicia...
Un beso
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