viernes, 6 de agosto de 2010

918. Carpintería

El carpintero monta en cólera al descubrir que su aprendiz le ha colocado a una silla las patas de una mesa, y viceversa. Serrucho en ristre, trata de arreglar el desaguisado.

—No volverá a suceder —dice el aprendiz. El carpintero le cree: con las extremidades cambiadas, le va a resultar muy difícil desgraciar otro mueble.

3 comentarios:

Alís dijo...

Y aunque fuera fácil, no creo que le queden ganas... Caray con el carpintero...

Un beso

Unknown dijo...

Genial.

Alberto Ramos dijo...

Gracias, Patricia.