—Muy bien, vosotros lo habéis querido —anunció Pilatos—. Crucificaremos a Barrabás, pero no se lo diremos a nadie.
—¿Y yo? —preguntó el indultado.
—Tú serás Barrabás, de ahora en adelante.
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JAVIER MARÍAS, “O que yo pueda asesinar un día en mi alma”
El País Semanal, nº 1.600, 27 de mayo de 2007
7 comentarios:
Y luego dicen que la justicia es ciega.. :p
Pero ve en la oscuridad, como decían en una vieja serie.
¿Así fueron las cosas? Suerte que alguien me avisa.
Felicitaciones
El nuevo Barrabás falleció poco después en un lamentable accidente, mientras el auténtico resucitó al tercer día y le robó la vida eterna al indultado. El ladrón fue adorado por siglos...
Un beso
Hola, me ha encantado tu blog, asi que me suscribo
inmediatamente, espero puedas pasar por el mio
Besitos Fay.
Patricia: Si no fueron así, fueron de otra manera. O no fueron.
Alís: Creo que me he perdido.
Fay: Muchas gracias. Me pasaré inmediatamente.
Este estaba sentenciadito. Me gusta.
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