El vendedor de collares de conchas gesticula y grita que no se meta, pero el embate de las olas es atronador y ella sólo alcanza a ver las gesticulaciones mientras contesta, justo antes de morir, que ya tiene un collar de conchas.
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3 comentarios:
jajajajaja
Me he reído mucho. Y no sé yo, pero es que a lo mejor sí le estaba vendiendo uno...
Un beso
Es que hay vendedores demasiado insistentes...
Te felicito por tu blog, que tiene muchos cuentos interesantes para alguien que también le entra a la onda microcuenteril de vez en cuando. Te estoy incluyendo dentro de mis blogs recomendados por el "día del blog", sin compromisos, y solo por el puro gusto. Saludos.
Alís: Más que vender, creo que se estaba asegurando de no perder una posible cliente.
Tonto de la Colina: ¡Gracias por la recomendación!
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