Desde que se mudó a la urbanización, el Hombre Araña se aburre mucho. Y no por falta de acción: cada dos por tres aparecen bandas de ladrones. Pero es que las casas son demasiado bajas.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Los últimos días de Clark K.
Finalista del
Premio Bubok 2009
A la memoria de los elefantes
AUGUSTO MONTERROSO, “El dinosaurio”
Obras completas (y otros cuentos)
JAVIER MARÍAS, “O que yo pueda asesinar un día en mi alma”
El País Semanal, nº 1.600, 27 de mayo de 2007
3 comentarios:
Claro,se aburre no puede utilizar ni la mitad de sus recursos, en una urbanización funcionaría más otra especie de héroe, ¿un hombre-mono? o más rápido para atrapar a los ladrones a la carrera...
¿De qué sirve rodearnos de comodidades si no podemos realizarnos?
El hombre araña debería tomar un tren de cercanías e irse unas horas a la ciudad más próxima, para resarcirse.
Un beso
Isabel: Sobre todo si conduce un mono-volumen.
Alís: El problema es que la estación de cercanías más cercana está en la ciudad más próxima.
Publicar un comentario