El ciego tiene miedo a la muerte. No tanto a la muerte en sí como al momento de enfrentarse a la famosa luz.
Nunca ha visto una luz. No sabe qué aspecto tiene. Se lo puede imaginar, claro, pero ¿y si se equivoca y se va para otro lado?
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1 comentario:
Es que hay luces y luces y, claro, como se equivoque vete tú a saber dónde acaba.
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