viernes, 31 de octubre de 2008

jueves, 30 de octubre de 2008

273. Paradoja de los elefantes

Los elefantes también beben para olvidar. Pero es tanta su memoria que ni estando trompas consiguen quitársela de encima.

miércoles, 29 de octubre de 2008

272. El tercer cerdito III

Ha pasado un año y el lobo no ha vuelto. En cambio, los hermanos del tercer cerdito no se van ni a la de tres. Cada vez que intenta sacar el tema, siempre con indirectas, le salen con que el lobo puede venir de un momento a otro.

—A lo mejor ya está dentro —dice el segundo cerdito.
—¡Eso! —salta el primer cerdito—. Como en aquella película… ¿Cómo se llamaba? ¿El inquilino impreciso?
—No, El residente inexacto.

El tercer cerdito está a punto de replicar, cuando oyen un ruido procedente del cuarto de baño.

—Es él —susurra el primer cerdito.

Es un ruido monótono, chirriante.

—No es él —dice el tercer cerdito—. Es la okupa de la cigarra.

martes, 28 de octubre de 2008

271. Ahorcado en vivo

Sólo puedo cometer diez fallos. Si cometo once, soy hombre muerto. Pero no debo preocuparme. No voy mal. Llevo cinco. Ya han construido la horca y están colocando la soga. Pero no pasa nada. Aún quedan la cabeza, el tronco, los brazos y las piernas. Y yo ya tengo tres vocales y cuatro consonantes. Casi la tengo. ¡La uve! Sí, la uve… ¿No? Mierda. Bueno, es igual. ¿Qué? No entiendo. ¿Por qué viene el verdugo con un hacha? Que alguien me lo explique.

lunes, 27 de octubre de 2008

270. Instrucciones para devolver un teléfono fijo

Para devolver un teléfono fijo, lo primero que debe hacer es buscar una bolsa con asas. Cuando la tenga, ábrala e introduzca en ella el aparato. A continuación, diríjase a las oficinas de la compañía telefónica. Están situadas en el centro de la ciudad, lo cual está bien, porque no tiene pérdida. Es probable que haya otras, pero si usted vive en un pueblo, no se moleste en preguntar: mejor diríjase al centro de la ciudad. Puede ir en autobús, tren o vehículo propio. Si dispone de un vehículo propio distinto a una motocicleta, hágase a la idea de que va a tener que depositarlo en un aparcamiento de pago. De todas maneras, le recomiendo utilizar el tren. Le dejará cerca de la puerta de las oficinas de la compañía telefónica. Le sugiero que vaya por la mañana, cuanto más pronto mejor. Una vez allí, diríjase a una especie de púlpito, donde hay un empleado extrayendo tiques. Dígale que usted viene a devolver un teléfono fijo. El empleado le expenderá un tique. Observe que tiene una letra, la B, y un número. Si mira a su alrededor, acabará descubriendo, en el centro de la sala, una especie de marcador que pende del techo. Si alguna vez ha visitado un supermercado, rápidamente asociará este marcador con las colas de la carnicería. Tiene cuatro pantallas, una por cada punto cardinal. En cada una de ellas hay una letra, la A o la B, y un número. Si la letra presente en este momento es la A, no le haga caso. Espere un rato a que aparezca la letra B. Si ésta es la letra que hay al principio, entonces no debe esperar (de momento). Fíjese en el número que acompaña a la B. A continuación, résteselo al número que figura en su tique. El guarismo resultante corresponde a la cantidad de personas que van delante de usted. Probablemente, más de treinta. Entonces, ármese. De paciencia, claro. Un consejo: mire en el interior de su monedero y busque un euro. Si lo encuentra, salga de las oficinas de la compañía telefónica. Si le asalta el temor (razonable) a que se le pase el turno, quíteselo de la cabeza: es altamente improbable que tal cosa suceda. Diríjase a un quiosco cercano y compre un diario. No adquiera la película que lo acompaña: le va a salir más caro y, además, supone un peso adicional innecesario. Al finalizar la transacción, puede regresar a las oficinas de la compañía telefónica. No corra. Respete los semáforos. De nuevo dentro, observe el marcador que pende del techo. Si la letra presente en este momento es la A, no le haga caso. Espere un rato a que aparezca la letra B. Si ésta es la letra que hay al principio, entonces no debe esperar (de momento). Fíjese en el número que acompaña a la B. A continuación, résteselo al número que figura en su tique. El guarismo resultante corresponde a la cantidad de personas que van delante de usted. Probablemente, más de treinta. Ahora, busque un asiento libre. Si lo encuentra, siéntese en él. Si no, quédese de pie. En cualquier caso, lea el diario. Empiece por la sección que más le interese. Después de una hora y cuarenta minutos, aproximadamente, deberá interrumpir la lectura y dirigirse al único de los cinco o seis mostradores que corresponde a la letra B de los tiques. Los demás son para la letra A.

Una advertencia: a las 2 de la tarde cierran las oficinas de la compañía telefónica.

domingo, 26 de octubre de 2008

269. Política de urbanismo

—De acuerdo, las aceras están hechas una mierda —reconoce el concejal—. Pero ¿qué me dicen de los edificios? ¿No es preferible tener a los peatones entretenidos con los obstáculos del suelo a tenerlos ocupados tratando de adivinar cuál de los balcones está a punto de desprenderse sobre sus cabezas?

sábado, 25 de octubre de 2008

268. Diálogo de sobremesa (con toda la tontería)

—¿Qué tal has comido? —preguntó el Marqués de Carabás.
—Me he puesto las botas —contestó el Gato.
—Ya, pero ¿qué tal has comido?

viernes, 24 de octubre de 2008

267. Baile de bastones

El ciego no tiene más lazarillo que su propio bastón, el cual le permite reconocer y sortear todos los obstáculos: papeleras, bordillos, mendigos… A veces, cuando se dispone a cruzar la calle, alguien lo coge del brazo; el ciego lo rechaza con firmeza.

—Los murciélagos no necesitan ayuda —dice. Acto seguido, se ríe. La suya es la risa de alguien que desconoce el aspecto de la gente cuando se ríe.

Hoy, el bastón se ha detenido frente a un obstáculo no identificado. Es un objeto sólido, delgado. Y se mueve. Se mueve pero no se aparta. Es cilíndrico, puede que sea largo… Entonces lo reconoce.


Minutos después, los dos ciegos siguen jugando a espadachines.

jueves, 23 de octubre de 2008

266. El niño y la foto

El niño se ha hecho una foto con el futbolista camerunés. Contento, corre a enseñársela a su madre.

La mujer coge la cámara digital.

—¿Quién te la ha hecho?
—Un señor.

La mujer amplía la imagen.

—Está movida. Corre a hacerte otra.

El niño mira la cola. No había visto tanta gente junta desde la Navidad pasada, cuando le entregó la carta al rey Baltasar.

—Hay mucha gente.
—Pues haberlo pensado antes.

La mujer le devuelve la cámara.

—Y no tardes, que no quiero que me cierren el súper.

El niño se pone al final de la cola. Su madre se vuelve a hablar con su amiga.

—Odio el fútbol.

miércoles, 22 de octubre de 2008

265. El miedo II

El novelista ha comprobado que el miedo que siente hacia la hoja en blanco no es extensible a las hojas cuadriculadas.

martes, 21 de octubre de 2008

264. El cartero

El cartero siempre llama dos veces. Aunque no tenga nada para mí, es igual. Llama dos veces, y yo sé que está bien.

lunes, 20 de octubre de 2008

263. Polos opuestos

—Son una pareja singular. Él habla por los codos… La verdad, se nota que es cuentacuentos.
—¿Y ella?
—Cuentagotas.

domingo, 19 de octubre de 2008

262. Yo quiero tener un millón, pero no de amigos

—¿Por qué no echamos una quiniela, a ver si nos hacemos millonarios?
—Yo es que ya soy millonario.
—Ah, vale. Perdona.
—No, no, de perdona nada. El dinero no da la felicidad, pero te convierte en un capullo integral. Por eso no te puedo perdonar.
—Oye, ¿tú eres imbécil?
—Completamente.
—¿Y los demás millonarios?
—Tampoco.

viernes, 17 de octubre de 2008

260. Manifestación

—¡Por un verso libre!

Después de largos años de dictadura métrica, alguien alzaba la voz.

jueves, 16 de octubre de 2008

259. El burro y el órgano

Después de su éxito sonado con la flauta, el burro se atreve con el órgano. Sin embargo, fracasa estrepitosamente.

—Si hubiera nacido onagro, no me habría costado nada componer un palíndromo.

miércoles, 15 de octubre de 2008

258. Vida de santo

Estoy escribiendo mi autobiografía. O, debería decir, mi autohagiografía. Ya sé que no es habitual que los santos escriban acerca de sí mismos, pero considero que mi vida es muy interesante y sería una lástima dejarla en manos de un biógrafo mediocre.

Me falta el último capítulo, que es cuando me asan.

martes, 14 de octubre de 2008

257. Paradoja de los peces

Los peces en el río beben para olvidar. Beben porque han olvidado que tienen muy mala memoria; si no lo hubieran olvidado, no beberían. O tal vez sí.

Es un pez que se muerde la cola.

lunes, 13 de octubre de 2008

256. Peaje

La princesa del cuento se quiere pasar al cine. El trayecto es largo, pero conoce un atajo; aunque deberá pagar el peaje de la televisión, merece la pena.

Cuando sea famosa escribirá una novela.

domingo, 12 de octubre de 2008

255. Plomo

No hace tanto tiempo que jugaba con soldaditos de plomo. Estalló la guerra y se los arrebataron. Ahora están a punto de devolvérselos.

—¡Fuego!

sábado, 11 de octubre de 2008

254. El sueño de la Bella Durmiente

La Bella Durmiente soñó que era una yonqui. Al despertar, no sabía si era una princesa que había soñado que era una yonqui, o si era una yonqui que soñaba que se había pinchado con una aguja.

viernes, 10 de octubre de 2008

253. El tercer cerdito II

Antes o después, el lobo volverá; lo sabe perfectamente. Por eso ha decidido instalarse una panic room: una cámara acorazada para casos de emergencia. Lo ha visto en una película de Jodie Foster. Como es muy cara, le ha pedido un préstamo a la hormiga.

Lo más probable es que no se lo devuelva nunca.

miércoles, 8 de octubre de 2008

lunes, 6 de octubre de 2008

domingo, 5 de octubre de 2008

248. Arte figurativo

Cuentan que alguien, al ver uno de sus retratos, le comentó a Picasso que el modelo no se parecía a su representación. “Ya se parecerá”, contestó el artista.

En eso pensaba el escultor protagonista de esta historia cuando, después de largos meses de arduo trabajo, concluyó su mayor obra.

Era una escultura llena de sensibilidad, un poema de mármol que lograba reflejar con absoluta fidelidad el alma atormentada del artista. Sin embargo, no había reflejado ni de lejos el cuerpo escultural de la modelo. Pero eso no debía importarle: se trataba de una obra cubista, casi abstracta.

No debía importarle pero le importaba. Él había querido hacer una escultura realista. Más cercana a Rodin que a Moore.

—Espera, no te vayas —le dijo a la modelo.

sábado, 4 de octubre de 2008

247. Gepetto

Unos ruidos en el taller despiertan al viejo Gepetto. Al principio los atribuye al gato, pero no tarda en comprender lo erróneo de tal atribución: el gato está durmiendo a sus pies.

El anciano se levanta, procurando no hacer el menor ruido. Está nervioso, no asustado. Conoce demasiadas historias de hadas y duendes para hacerse una idea aproximada de lo que está sucediendo. Aunque, ahora se da cuenta, ni las hadas ni los duendes se caracterizan por ser ruidosos. A no ser que el causante del escándalo sea…

La marioneta tiene los hilos enredados de mala manera.

—Me he liado —dice Alejandro.

viernes, 3 de octubre de 2008

246. Innovación en medios II

Se trata de acercar el arte a la gente de la calle y nuestro mensaje al consumidor. Para ello, llevaremos a cabo una acción inspirada en La nona ora; ya saben: aquella instalación en la que se veía a Juan Pablo II en el suelo, presuntamente abatido por un meteorito.

Situaremos la acción (o inacción) en un paseo concurrido. En lugar del pontífice, pondremos a un actor o modelo vestido de cardenal. Y, en el meteorito, imprimiremos el logo de Contusín Pomada, seguido del eslogan: ELIMINA LOS CARDENALES.

jueves, 2 de octubre de 2008

245. Príncipe Azul en Filadelfia

—Madre…
—Dime, hijo.
—Madre, nos vamos.
—¿Qué has dicho?
—Que nos vamos.
—¡No podemos! Tu padre…
—Padre no nos molestará más.


El príncipe Azul siempre quiso ser cool y fresh como el príncipe de Bel Air. Ésta y no otra fue la razón que lo llevó a abandonar el palacio.

En la actualidad, vive con su madre (la reina) en una de las zonas más humildes y conflictivas de Filadelfia, donde han alquilado una solución habitacional de veinticinco metros cuadrados. El príncipe Azul se pasa todo el día en la calle, jugando a baloncesto y haciendo grafitis en las paredes.

Ahora falta la parte más difícil: encontrar un tío millonario con residencia en Bel Air.

miércoles, 1 de octubre de 2008

244. Peter Pan y circo

—Los síntomas son claros —dijo el psicoanalista—. Usted padece el síndrome de Peter Pan.
—¡No joda! —exclamó Peter Pan.