lunes, 31 de mayo de 2010

851. El cactus

Con un poco de agua, el cactus aguanta semanas, incluso meses. Y con un chupito de tequila, la borrachera le dura toda una estación.

domingo, 30 de mayo de 2010

850. Volver a empezar

El Comité Bélico Internacional ha anulado la guerra de Troya, al considerar que lo del caballo de madera era juego sucio.

—Pues habrá que volver a empezar —dice Agamenón, resignado; y, tratando de infundir ánimos, añade—: Venga, que diez años no es nada.
—Uf, qué perezón —murmura Odiseo.
—Oye, casi que lo dejamos, ¿no? —sugiere Eneas, que ya ha hecho las maletas.

sábado, 29 de mayo de 2010

849. El conservero

—Lo hacía para que no acabaran en el infierno de las drogas y los matrimonios problemáticos —ha declarado el hombre que conservaba a los niños prodigio del conservatorio en frascos con formol; y ha añadido—: es que soy un conservador.

jueves, 27 de mayo de 2010

847. Tocar, besar

Cansada de que la toquen pero no la besen, la guitarra se ha pasado a los instrumentos de viento.

miércoles, 26 de mayo de 2010

846. Gripe aviar VI

Este año está pegando fuerte: el Fénix, sin ir más lejos, ya ha muerto siete veces.

martes, 25 de mayo de 2010

845. Estado policial

La Policía Estética ha creado una División Antiterrorista, que se dedicará a combatir los atentados contra el buen gusto.

lunes, 24 de mayo de 2010

844. La isla de Wally

Cansado de las multitudes, Wally se ha comprado una isla desierta.

Pero no está desierta.

—Te encontré —exclama el náufrago, justo antes de caer desplomado al lado de su varita de zahorí.

domingo, 23 de mayo de 2010

843. Crucero

Hace dos noches, un pasajero se tiró por la borda. Aunque no lo conocía personalmente, me había parecido un tipo muy nervioso.

Creo que era zahorí.

sábado, 22 de mayo de 2010

842. Un anuncio de Pepis

En un comedor. Hace un calor espantoso, que combaten como pueden: la madre, abanicándose; los abuelos, sentados en primera fila frente al ventilador… Llega el padre con varias latas rojas del refresco directamente competidor.

—¡Traigo refrescos!

Les va pasando las latas.

—Y acordaos de…
—… no tirar las anillas —completan los demás, al unísono.
—¿Por qué? —pregunta el padre.
—Porque cuando tengamos un millón, nos darán una silla de ruedas nueva. —También al unísono, siempre que no resulte demasiado forzado.

El padre, la madre, los abuelos, el niño pequeño: todos arrancan sus respectivas anillas con gran entusiasmo. El benjamín las recoge y las coloca en un álbum.

—¿Cuántas tenemos? —pregunta el padre.

El niño hace un cálculo rápido.

—Novecientas noventa y nueve mil novecientas noventa y nueve.

Todos se vuelven llenos de emoción hacia el hijo mayor: un muchacho de unos dieciocho años que permanece sentado en un rincón, tras una mesa. Delante suyo hay una lata roja sin abrir.

Desafiante, el joven saca una lata de Pepis. Le da un trago.

Y se marcha, a bordo de una carretilla que empuja con su única extremidad.

En la calle, se reúne con un grupo de jóvenes lisiados. Todos llevan latas de Pepis.

Se sobreimprimen el logo y el eslogan de Pepis.

viernes, 21 de mayo de 2010

841. Rizando el rizo

Ricitos de Oro, ex niña prodigio de la narrativa infantil, ha posado desnuda para la revista Faeryboy. “No es oro todo lo que reluce”, reza el titular.

jueves, 20 de mayo de 2010

840. Yellowstone II

En el parque de Jellystone lamentan el incidente, pero aseguran que ellos no han tenido nada que ver.

—Nosotros sólo somos unos dibujos animados.

miércoles, 19 de mayo de 2010

839. Yellowstone

—¡Mira, el oso Yogi!
—¿Pero qué dices? Es Bubu.
—¡No, es Yogi!

El oso se merendó la mano del que estaba más cerca. Así aprenderán que el parque de los dibujos animados se llama Jellystone. No Yellowstone.

martes, 18 de mayo de 2010

838. Las muertes de Aquiles

—¡Aquiles ha muerto!
—¿Otra vez?
—No, hombre. La primera vez fue Patroclo el que murió.
—¿Y ahora?
—Ahora tampoco.

lunes, 17 de mayo de 2010

837. La muerte de Patroclo

Con el tiempo, Patroclo llegó a creerse Aquiles. Así, cuando la flecha se le clavó en el talón, no le quedó más remedio que morirse.

domingo, 16 de mayo de 2010

836. La muerte de Aquiles

Cuando murió Aquiles, nadie quiso darse por enterado. Se convencieron de que aquél era el cadáver de Patroclo, quien se había hecho pasar por el capitán de los mirmidones.

El propio Patroclo les siguió la corriente y se hizo pasar por Aquiles. La gente tiene que creer en algo, aunque sepa que es mentira.

viernes, 14 de mayo de 2010

834. El horror

—La casita de chocolate se ha convertido en un museo.
—¿Un museo del chocolate?
—No, un museo del horror.
—Ah, entiendo. Niños encerrados, brujas calcinadas…, cosas de ésas, ¿no?
—¡Qué va! Arquitectura horrorosa, interiorismo horroroso…, cosas de ésas.

jueves, 13 de mayo de 2010

833. Urbanización

Desde que se mudó a la urbanización, el Hombre Araña se aburre mucho. Y no por falta de acción: cada dos por tres aparecen bandas de ladrones. Pero es que las casas son demasiado bajas.

miércoles, 12 de mayo de 2010

832. A las tantas

Con todo el ruido que hizo al llegar, lo extraño habría sido que no se hubiera despertado.

—¿Qué? ¿Has vuelto a chuparle la sangre a una borracha?
—No, mujer. Sólo he estado bebiendo con los colegas.
—Ya.
—Oye, este ataúd da muchas vueltas.

lunes, 10 de mayo de 2010

830. Nueva York también existe

Eso he oído. Porque yo nunca he estado allí, ¿sabes? O quizás sí, aunque eso fue hace mucho, mucho tiempo. Y yo estaba muy, muy dentro. En el corazón de la Gran Manzana. Es como estar en el ojo del huracán. Te falta o te sobra perspectiva.

De todos modos, fue hace mucho, mucho tiempo. Y lo sigue siendo.

domingo, 9 de mayo de 2010

829. Ha caído un ángel

Mira cómo te lo agradecen. Después de milenios haciendo tu trabajo, tropiezas con una nube y te mandan derechito al Infierno.

sábado, 8 de mayo de 2010

828. Meñique

En la uña de mi dedo meñique ha anidado una colonia de bichitos. Sus construcciones son un cruce entre nidos de golondrinas y casas colgadas de Cuenca. Comprenderéis que así no puedo tocar la guitarra.

Cuando haya crecido lo suficiente, me cortaré la uña y se la donaré a alguien. ¿Algún voluntario?

viernes, 7 de mayo de 2010

827. Náufrago

Aunque ondeo la bandera como un poseso, el barco sigue alejándose. Sólo queda una salida.

No me gusta prenderle fuego a nuestra enseña nacional, pero ¿qué otra cosa puedo hacer?

El barco se detiene. Da media vuelta.

Se acerca. Sigue acercándose.

Finalmente, se detiene y empiezan los cañonazos.

jueves, 6 de mayo de 2010

826. Cinefórum

Nos pasamos horas comentando Mulholland Drive, analizándola, deconstruyéndula. Toda la noche así. Y podríamos habernos pasado días, semanas, meses. Pero se me ocurrió decir:

—De todas maneras, no me ha gustado.

No me volvió a dirigir la palabra.

miércoles, 5 de mayo de 2010

825. La dolce vita

No soy famoso pero hay un paparazzi que me persigue. Vaya donde vaya, allí está él: en la parada del autobús, en el portal de casa de mis suegros, en la puerta del colegio de los niños, hasta en la playa de Castelldefels, donde una puta me hizo una paja bajo el agua. Se la está ganando. Vaya si se la está ganando, con todo lo que le pago.

martes, 4 de mayo de 2010

824. Segunda piel

Era un actor encasillado: siempre le daban papeles de calamar gigante, o de puercoespín gigante, o de ladilla gigante… Todo gigante, aunque nunca ha sido demasiado alto. La magia del cine.

Ahora la magia ha desaparecido. Gracias a los ordenadores, el cine ya no necesita actores vestidos de calamar gigante. Pero él sí.

Lleva casi veinte años embutido en el mismo disfraz: se ha convertido en su segunda piel; o en la primera, empezando desde fuera.

Aunque habría preferido ser Drácula, que tiene más glamour.

lunes, 3 de mayo de 2010

823. La culpa

Está muy cariñoso. Se siente culpable; y no por algo que ha hecho, sino por algo que va a hacer. Todavía no lo sabe, pero lo va a hacer. No comprende la causa de ese remordimiento. Yo sí la comprendo. Él lo nota, y no le hace ninguna gracia. Me odia. Cada vez más. Por eso, porque me odia, lo va a hacer.

domingo, 2 de mayo de 2010

sábado, 1 de mayo de 2010

821. En la boca

De pequeño se metió el puño en la boca. Sus padres no querían traumatizarlo y esperaron a que se lo sacara por propia voluntad. Pasó el tiempo y, cuando quiso sacárselo, el puño ya había crecido (como el resto del niño, a excepción de la boca).

Al principio fue duro, pero ha acabado acostumbrándose. Todo lo tiene que hacer con una sola mano. Y los alimentos los debe ingerir en estado líquido, con pajita. Tiene sus ventajas: por ejemplo, nunca se le queda un hueso atravesado en la tráquea, o donde sea que se quedan atravesados los huesos.

Trabajaba en un circo cuando lo vio una anciana millonaria. Se encaprichó de él. Fueron los años más felices de su vida. De la vida de la anciana, al menos. A su muerte, él lo heredó todo.

Ahora tiene que hacerse cargo de sus gatos: engordarlos y dejar que se reproduzcan. Son el alimento principal de las boas.

Había sido una mujer rara, pero ¿qué se puede esperar de alguien que se encapricha de un hombre con el puño en la boca?