Cuando regresó el marido, el amante corrió a esconderse en el armario. Era un lugar espacioso y, aunque estaba lleno de abrigos, frío. Normal: más allá de los abrigos había un bosque nevado. Un lugar con faunos, centauros y otras criaturas fabulosas.
El amante, que ya había visto la película, optó por dar media vuelta.
domingo, 11 de enero de 2009
346. El marido, el amante y el armario
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