Aunque el Pequeño Saltamontes no haga otra cosa que esconderse de atacantes espontáneos, no es un cobarde. Tampoco practica ningún arte marcial y ni siquiera es un monje shaolín. Sólo es un pequeño saltamontes.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
3 comentarios:
En mi tierra no cabe el malentendido ya que a esos bichitos los llamamos "gañafotes". Por tanto, aunque se escriba en minúsculas, el pequeño saltamontes siempre es el niño pelón que consiguió no volverse loco con las brasas que le dio el monje ciego durante toda su infancia.
Tampoco logrará quitarle la piedra de la mano a su maestro. Tiene el tamaño de la piedra.
El pequeño saltamonte, siempre fue una gran persona, Maestro.
Publicar un comentario