viernes, 24 de octubre de 2008

267. Baile de bastones

El ciego no tiene más lazarillo que su propio bastón, el cual le permite reconocer y sortear todos los obstáculos: papeleras, bordillos, mendigos… A veces, cuando se dispone a cruzar la calle, alguien lo coge del brazo; el ciego lo rechaza con firmeza.

—Los murciélagos no necesitan ayuda —dice. Acto seguido, se ríe. La suya es la risa de alguien que desconoce el aspecto de la gente cuando se ríe.

Hoy, el bastón se ha detenido frente a un obstáculo no identificado. Es un objeto sólido, delgado. Y se mueve. Se mueve pero no se aparta. Es cilíndrico, puede que sea largo… Entonces lo reconoce.


Minutos después, los dos ciegos siguen jugando a espadachines.

4 comentarios:

Andrés Schmucke dijo...

Hola, pasaba por aquí para echarle un vistazo a los nominados a los premios de 20 minutos. Aunque no estamos participando en el mismo renglón vine a pedir vuestra colaboración, solo pido un voto que no enriquece ni empobrece a nadie, claro que pido ese voto siempre y cuando te haya gustado lo que viste al pasar por mi espacio. Si no te gusto lo que viste pues no votes por mí.

Tremendo blog, un saludo desde Venezuela.

Andrés Schmucke.

Unknown dijo...

jajajaja! Tu cuento vale más que una sonrisa :-)

Voy a seguir leyendo cuentos y blogs...

ya de paso, te invito a pasarte por el mío (por expatriados):
http://m0rt0n.blogspot.com

Un saludo desde UK!

Alberto Ramos dijo...

Patata: Tu comentario también me ha dejado pensando durante un rato. :-)

Andrés, Morton: Me pasaré por vuestros blogs, pero ya os adelanto que nunca voto en la primera cita. Suerte.

claudia paredes dijo...

Hermoso.