El flautista de Hamelín ha abandonado la flauta por temor a encasillarse. Ahora toca la guitarra eléctrica. No es muy bueno, pero conoce a un tipo que tiene un bar y le permite tocar los miércoles que no hay fútbol.
Hoy ha empezado con una versión bienintencionada de “Confesiones de un comedor de pizza”, de Ariel Rot. El bar está lleno, pero nadie le presta atención. Hasta que llegan las ratas.
domingo, 13 de julio de 2008
164. El guitarrista de Hamelín
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1 comentario:
Genial.
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