Esta mañana se ha cortado al afeitarse. Rápidamente, ha arrancado un pedacito de papel higiénico y se lo ha puesto sobre la herida. Un circulito granate lo ha traspasado. Como no soporta la visión de la sangre, encima del pedacito teñido de granate se ha colocado un póstit.
A media tarde, el póstit en la cara ya está de moda. Hombres, mujeres y niños: todos lo llevan. Es una moda hortera, pero al llegar a casa descubre que él también ha sucumbido a ella. No recuerda haber sido el primero en ponerse un póstit en la cara. Tampoco recuerda por qué se lo puso.
Es el problema de los póstits en blanco.
miércoles, 3 de diciembre de 2008
307. Póstit
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3 comentarios:
Oye, nunca te he comentado nada, porque entro a este blog de forma esporádica (eligo más entrar un mal día), pero me encantan estos cuentos tuyos.
genial!! Es como cuando en la mano, para acordarte de que tienes que llamar a alguien escribes una LL. Y luego te encuentras una LL en la mano y piensas: ¿Qué coño es esto?
Zero Neuronas, gracias. :-) Debo confesar que a mí también me cuesta seguir el ritmo de publicaciones: con lo del posteo programado, muchas veces me leo antes los comentarios que el propio post.
Ana: Yo me escribo borradores en el móvil, pero nunca me acuerdo de leerlos.
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