Recientemente se nos ha dado tanto la lata con la enésima beatificación de García Márquez que volver a ver citado el magnífico arranque de Cien años de soledad casi provoca náuseas.JAVIER MARÍAS, op. cit.
Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel del Pollo Frito había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el ketchup.
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