Aunque ardo en deseos de suicidarme, no quiero arder en el Infierno; por eso te he dado esa pistola. Para librarte de la cárcel, alegarás que ha sido en legítima defensa: éste es el motivo por el cual yo también te estoy apuntando con una pistola. Dirás que yo había intentado matarte porque te acostabas con mi mujer; lo cual es cierto. Ahora sólo tienes que apretar el gatillo… pero, ¡un momento!
¿Ves qué fácil? Ahora uno de los dos podrá alegar que ha sido en legítima defensa.
jueves, 13 de agosto de 2009
560. En legítima defensa
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1 comentario:
Bueno éste, Al, muy bueno. De suicida a homicida en un segundo.
Saludos lelos!!!
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