miércoles, 5 de mayo de 2010

825. La dolce vita

No soy famoso pero hay un paparazzi que me persigue. Vaya donde vaya, allí está él: en la parada del autobús, en el portal de casa de mis suegros, en la puerta del colegio de los niños, hasta en la playa de Castelldefels, donde una puta me hizo una paja bajo el agua. Se la está ganando. Vaya si se la está ganando, con todo lo que le pago.

4 comentarios:

Valentin Ibarra - (acertijo) dijo...

Solo debería tener cuidado con la mezcla de flashes, túneles y amantes… digo, como cierta princesa de cuentos (de terror)

Alís dijo...

Acabará culpándole de sus males. Siempre sucede igual...

Un beso

Unknown dijo...

Éste,más que relato,pudiése ser una anécdota acerca de muchos que viven pagando por perpetuar su notoriedad y sostener su egoteca a la vista pública,lo cual no deja de ser información para idiotas quienes gustan leer mentiras acerca de gente que no conocen.

Alberto Ramos dijo...

Valentin: Has dado en la diana.

Alís: Cría fama y su mal no espanta. ;-)

Carlos: Aunque leyeran verdades, creo que seguirían sin conocerlos.