Tengo un recuerdo vago, impreciso, de las largas tardes sin siesta, las noches de sueño interrumpido por culpa del bingo al aire libre y los pasodobles y una canción de alguien que le preguntaba a su madre sobre algo que tenía un negro y no sabía lo que era, y los madrugones forzosos por culpa de los disparos de los cazadores de gamusinos. Fue hace mucho tiempo y, aparte de lo dicho, sólo recuerdo que el lugar se llamaba Obtuso. Pero no estoy seguro de que se escriba así. Ni siquiera sé si Obtuso es un pueblo, un barrio o un planeta.
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2 comentarios:
Ahora que lo mentas, yo no recuerdo ningún lugar como Obtuso, pero tu recuerdo me ha llevado a un lugar íntimo. Para ser más preciso a un pequeño pueblo llamado Equitoza, que está ubicado sobre un gran delta de un mar dulce. Un lugar donde todos sus habitantes se dedican únicamente a medir las cosas. Cuantifican cada movimiento en sus comedidas vidas. Saben perfectamente cuantas espinas han separado para no atragantarse, recuerdan todas y cada una de las veces que han visto la estela de un avión en el cielo, cada mañana y sobre la báscula restan los gramos que han perdido mientras dormían... hay un montón de cosas que contar sobre Equitoza... ¿O no se llamaba así? No sé...
Son las delicias de la vida en vacaciones.
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