Harto del monopolio de McDonald’s, el náufrago acaba de abrir un Burriquín. Su producto estrella es una hamburguesa con una burrada de calorías. Está tan convencido de su éxito (el cien por cien de la población se declara dispuesto a probarla) que no cree necesario hacer publicidad.
—Mejor —se dice—. Además, no quiero arriesgarme a que el Ministerio de Sanidad me haga retirar la campaña.
miércoles, 8 de abril de 2009
433. Franquicia II
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