El príncipe Azul sabe dónde está la Bella Durmiente. También sabe que no se va a mover de ahí. Pueden pasar cinco, diez, cuarenta años, y seguirá en el claro entre los espinos. Porque sólo él la puede despertar (los ochocientos príncipes y principoides están en la charca, convertidos en sapos).
El príncipe Azul no tiene prisa. Es joven y debe aprovecharlo. Tiene la obligación moral (la suya es una moral hedonista) de mantener relaciones sexuales con otras chicas de su edad, cuantas más mejor. Luego, cuando se convierta en un viejo marchito y sin más atractivo que su dinero y su estatus, entonces y sólo entonces despertará a la Bella Durmiente. Por ella no habrá pasado el tiempo; además, el dinero y el estatus le traerán sin cuidado.
viernes, 17 de julio de 2009
533. La Bella Durmiente puede esperar
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5 comentarios:
Vaya listo este príncipe azul. Me gustaría ver la cara de la Bella durmiente cuando al despertar por el beso encuentre a un viejo verde observándola con lascivia.
Bueno éste, Al.
Saludos lelos!!
jajaj buenísimo como siempre
me encantan tus no- cuentos más reales, es más si alguna vez tengo hijos que lo dudo...casi mejor que le contaré tus cuentos, así no sufrirá tanto ;P
saludos
Vamos, que el príncipe azul prefiere ponerse morado antes de convertirse en un viejo verde que sonroje al mismísimo Perrault !)
jajaja principe azules... se pondra un viejo verde
Al, esto es lo que pasa con la principesca...si es que está visto que no. Pues nada, querido, habrá que comentarle a la Bella que, cuando la despierte, le diga cuatro cosas bien dichas...aunque no me cabe duda de ello !menudas son las bellas de hoy!, !qué más quisieran los principes!
Te mando un besote bien gordo...y, buen finde
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