El gigante ya no se corta el pelo. Cuando lo tenga lo bastante largo, se hará unas trenzas para poder fugarse de su palacio en las nubes.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Los últimos días de Clark K.
Finalista del
Premio Bubok 2009
A la memoria de los elefantes
AUGUSTO MONTERROSO, “El dinosaurio”
Obras completas (y otros cuentos)
JAVIER MARÍAS, “O que yo pueda asesinar un día en mi alma”
El País Semanal, nº 1.600, 27 de mayo de 2007
5 comentarios:
¡Qué imaginación! Muy bonito
"Estás en las nubes", me decía el profesor; pero es que yo -a diferencia del gigante- huía de la realidad. O sea, desde la litosfera a la estratosfera. Otro día me dijo: "Estás en la Luna" y aproveché para abandonar esta Tierra, a la que sólo regreso a través de Internet.
Descubrí tu blog en una de mis singladuras por la blogosfera y me quedé atrapado:¡Magnífico!
A mí me pasaba como a Miguel Cobo, tenía los pies en la Tierra pero la cabeza por las nubes, la realidad me aburría y por eso viajaba por las alturas... y en esas estaba que el Gigante de turno (entiéndase profesor de turno) me hacía aterrizar de sopetón (literalmente).
Un saludo indio
Va a ser difícil, es lo que tiene ser grande, que te elevas más allá del mundo y cuando despegas del suelo todo parece sumamente lejano...
Natural que quiera volver al suelo.
Un saludo
P.D: Quedas añadido a los links de mi blog :-)
Gracias y saludos a todos y todas.
Publicar un comentario