sábado, 20 de marzo de 2010

779. La suerte del jorobado

Tocar la chepa de un jorobado trae buena suerte. Lo sé yo, que soy jorobado. He intentado explotar esta circunstancia de varias maneras. Durante un tiempo me apostaba a la entrada de un casino. La gente pagaba por tocármela (la chepa). Y les iba muy bien: al salir del casino, lo primero que hacían era correr a abrazarme. La gente es muy agradecida, y eso se agradece.

Aquello duró poco. Una noche, se me acercaron varios guardias de seguridad del casino. Yo intenté desesperadamente tocarme la joroba. Pero no llego.

5 comentarios:

Alís dijo...

Hoy me voy a la cama riéndome (y lo agradezco).

Supongo que habría muchos hombres triunfadores con joroba si ésta estuviera más al alcance de la mano.

Un beso

Miguel Cobo dijo...

De acuerdo con Alís. Pero añado: para que alguien gane, otro tiene que perder. Así es la vida. Lo que pasa es que los "jorobados" son siempre los mismos.

Magnífico relato, moralizante y didáctico, como los clásicos.

Lou dijo...

Ocurre lo mismo con los consejos, con que claridad los damos y vemos las soluciones en los problemas de los demás, y para nosotros...¿?

Lou dijo...

La vida es injusta, pero si los jorobados se la pudieran tocar..serian todos afortunados.

Alberto Ramos dijo...

Alís: Entonces todo el mundo querría ponerse implantes de joroba.

Miguel: Cierto. Victor Hugo, por ejemplo, les debe mucho a los jorobados y a los miserables.

Mem: Es como eso de la paja y la viga en los ojos de los demás (yo no tengo).