Odiseo no entiende cómo ha podido suceder. ¿Cómo es posible que la flecha no haya pasado limpiamente entre las hachas? Desesperado, pide una segunda oportunidad. Los pretendientes le dicen que de eso ni hablar. Pero Antínoo, que está a punto de morder una manzana, tiene una idea.
Telémaco se encuentra de pie, con la manzana encima de la cabeza. No tiembla, y tiene los ojos fijos en su padre.
La flecha atraviesa el ojo derecho de Telémaco.
Odiseo se arrodilla suplicante a los pies del aedo.
—Yo no he visto nada —lo tranquiliza Homero.
miércoles, 28 de mayo de 2008
120. Las flechas
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3 comentarios:
Aviso: Voy a estar unos días desconectado. Si van apareciendo nuevos cuentos, no os asustéis: he contratado a un robot para que los cuelgue durante mi ausencia.
Lo que no va a hacer es publicar comentarios en mi lugar, pues atentaría contra el cuarto proyecto de ley de la robótica.
Todo esto lo digo para que no penséis que soy un maleducado.
dime cómo se llama tu robot y si le interesaría hacer horas extras en algún que otro blog ;)
Robocopy. Se lo preguntaré.
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