—¿Qué te pasa, papá?
—Tu madre, Marco… ¡que se ha vuelto a ir!
A sus cuarenta y cuatro años, Marco ha recibido muchos golpes. Por eso no tarda en encajar éste.
—No te preocupes, papá. Ahora mismo partiré en su busca, ¡y no volveré hasta que la encuentre!
Marco hace la maleta y se marcha calle abajo. Rápidamente, el padre cierra la puerta y la asegura con una tranca descomunal.
Aparece una anciana. El padre se vuelve hacia ella, emocionado. Se abrazan.
—Por fin solos.
miércoles, 2 de abril de 2008
45. De los Apeninos
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