Yo jamás permitiría que uno de mis empleados tuviera que bajar a la calle, en pleno invierno, a fumarse un cigarrillo. Y quien dice invierno dice verano, achicharrándose. Ni a la calle ni a la azotea. Mis empleados pueden fumar donde y cuando les dé la gana, faltaría más. Por mí, como si quieren fumar delante de las narices de los que no fuman. Y éstos que no vengan luego quejándose: fuman gratis, ¿qué más quieren? Además, serán fumadores pasivos, pero fumadores al fin y al cabo. Seguro que si dejan el tabaco (el tabaco “pasivo”, se entiende), digo que seguro que si lo dejan, luego tienen mono y acaban comprando o gorreando tabaco. Lo sabré yo. Así que a fumar, venga, a fumar todo lo que quieran…, siempre y cuando lo que fumen sea una de nuestras marcas.
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4 comentarios:
...y después le dijo "hazte humo". Y voló.
Se es-fumó.
por un momento creí que había un "iluminao", un jefe sindicalista que luchaba por los derechos de los trabajadores, jejej
saludos
Es un buen patrón.
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