miércoles, 23 de abril de 2008

85. Introducción a la teoría del piropo

Está científicamente comprobado. Si la gente aguanta ocho horas de trabajo diario es gracias al coqueteo. Lo hacen todos: el oficinista con la oficinista, el director con la directriz, el frutero con la verdulera, el cura con la beata, el legionario con la cabra, el atracador con la rehén, el gobierno con la oposición. Y viceversa. El problema lo tenemos aquí, en la obra, donde las oportunidades de coqueteo son escasas. Aunque se han hecho algunos experimentos al respecto, todos han fracasado estrepitosamente. Pero, de esto, mejor no hablar. Ahora surge la pregunta: ¿cómo podemos soportar las largas y duras jornadas laborales, si no tenemos la oportunidad de practicar el coqueteo? La respuesta es simple: gracias a que disponemos de una variedad mutante y unidireccional del mismo. Me estoy refiriendo al piropo. Bueno, en realidad también puede ser bidireccional, que es cuando viene acompañado de una respuesta, aunque esto constituye más una anomalía que otra cosa. El piropo es, en fin, lo que hace que nuestro trabajo sea tan soportable como el de cualquier hijo de vecino (practicante del coqueteo con cualquier hija de vecina). Sin embargo, no es nada nuevo. Poca gente sabe que el piropo lo inventaron los antiguos egipcios, que estaban más adelantados que nosotros. Aunque ellos trabajaban en condiciones aún más adversas, porque lo hacían en el desierto, y por allí no pasaban muchas mozas: éstas se quedaban en el río, echando moiseses. Pero los egipcios, que estaban llenos de recursos, construyeron las esfinges. De este modo, mientras levantaban pirámides, podían ir soltándoles lindezas. Macizorra, y esas cosas.

4 comentarios:

Josep Joan Bertran dijo...

Este me ha gustado mucho, graaande... faraónico vamos :-)

ariadna dijo...

pobre cleopatra, lo que tuvo que aguantar...

black mamba dijo...

el otro día me gritaron:
-"rubia mermelada!"
yo me paré a mirarlo para entender si era eso lo que realmente me había querido decir o fue un pequeño acto fallido que irrumpió el intento de piropear(me)... al mirarlo sonrió cual galán de telenovela mexicana, hasta creo que guiñó su ojo, yo le devolví la sonrisa y entendí que realmente no importa qué se diga, mientras se grite fuerte, llame la atención y termine en una sonrisa.
el coqueteo es actividad obligatoria del día.

Alberto Ramos dijo...

Sobreunanube: Creo que Roland Emmerich podría hacer una película. O el rubio de Cruz y Raya.

Ariadna: Por eso siempre acababa liándose con un guiri.

Black Mamba: Cierto. Sant Jordi es la excusa perfecta para coquetear en el trabajo (en Cataluña, al menos).