—Había pasado todo el verano fuera, en Japón. Al volver a casa, lo primero que hice fue descalzarme; ya sabes, por la costumbre… ¿Cómo podía recordar que había sembrado de cristales todo el suelo del recibidor?
—¿Y por qué hiciste eso?
—Por si me entraban a robar, claro.
—Claro.
—…
—¿Y te duele?
—Vaya si me duele. Pero lo que más me duele es que entraran por la ventana.
lunes, 31 de marzo de 2008
39. Japón
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