No quería componer otro Quijote —lo cual es fácil— sino el Quijote.JORGE LUIS BORGES, “Pierre Menard, autor del Quijote”
Ficciones
Nunca había leído el Quijote, ni ganas. Sin embargo, esto no suponía ningún obstáculo para su propósito: reescribirlo, palabra a palabra, frase a frase y párrafo a párrafo, con una fidelidad absoluta. No iba a ser fácil, desde luego. La tarea le iba a llevar años, y lo más probable es que la muerte le llegara antes de concluirla. Pero no era imposible. Sólo tenía que reunir la información obtenida a partir de todas las adaptaciones: películas, dibujos animados, obras pictóricas, alusiones en otros libros de ficción (se había prohibido la consulta de cualquier ensayo), etcétera. También iba a estudiar el libro de Avellaneda. El siguiente paso consistía en cotejar toda la información, identificar elementos comunes, y un largo etcétera que le serviría de base para reconstruir, palabra a palabra, frase a frase y párrafo a párrafo los dos rollos del inmortal pergamino.
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