domingo, 30 de marzo de 2008

38. El ficus

Lo primero que hizo Darío al llegar a casa fue dejar las maletas en el suelo. Lo segundo, desplomarse en el sofá. Y entonces lo vio.

—Cariño, le habías dicho al vecino del tercero que nos regara el ficus, ¿verdad?
—Sí —dijo Mar—, ¿por qué? No se habrá muerto…
—Tiene toda la pinta.

Mar se encogió de hombros.

—Bueno, ¿qué se le va a hacer? —dijo; y añadió, con un nudo en la garganta—: ¿Y el ficus? ¿Cómo está el ficus?

3 comentarios:

claudia paredes dijo...

Este fue leído en voz alta al fotógrafo y al cronista de la oficina de Prensa en la Municipalidad de Córdoba. Ahora eres MUY famoso.

Alberto Ramos dijo...

Gracias, pero eso se avisa. Creo que todavía no estoy preparado. ;-)

ariadna dijo...

no me extraña claudia, yo por culpa de este cuento no puedo evitar reírme cada vez que veo un ficus. (y no es nada fácil de explicar...)