Lo primero que hizo Darío al llegar a casa fue dejar las maletas en el suelo. Lo segundo, desplomarse en el sofá. Y entonces lo vio.
—Cariño, le habías dicho al vecino del tercero que nos regara el ficus, ¿verdad?
—Sí —dijo Mar—, ¿por qué? No se habrá muerto…
—Tiene toda la pinta.
Mar se encogió de hombros.
—Bueno, ¿qué se le va a hacer? —dijo; y añadió, con un nudo en la garganta—: ¿Y el ficus? ¿Cómo está el ficus?
domingo, 30 de marzo de 2008
38. El ficus
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3 comentarios:
Este fue leído en voz alta al fotógrafo y al cronista de la oficina de Prensa en la Municipalidad de Córdoba. Ahora eres MUY famoso.
Gracias, pero eso se avisa. Creo que todavía no estoy preparado. ;-)
no me extraña claudia, yo por culpa de este cuento no puedo evitar reírme cada vez que veo un ficus. (y no es nada fácil de explicar...)
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